Desde 1980 convertimos ingeniería en confianza clínica. Nacimos en Santiago de Chile de la visión de Aarón García Villagra: llevar el rigor de la ingeniería al corazón de la atención en salud, pública y privada. Nuestros primeros pasos en odontología fueron la puerta de entrada al ecosistema hospitalario. Muy pronto dimos un salto mayor: en 1985 incorporamos con fuerza la medicina como eje de nuestro quehacer, marcando el inicio de una práctica de ingeniería biomédica que hoy es nuestro sello.
Crecimos con una idea simple y poderosa:
"La tecnología médica debe funcionar siempre."
Por eso apostamos desde el inicio por la capacitación permanente y la adopción de tecnología de avanzada, dos pilares que nos permitieron fidelizar a nuestros clientes y escalar nuestro impacto.
En 2006 dimos un paso decisivo: creamos e instalamos Departamentos de Ingeniería Biomédica dentro de hospitales de la Región Metropolitana y regiones, con licencia ECRI. Eso nos permitió elevar el estándar de mantenimiento, calibración y gestión del equipamiento, y ofrecer continuidad operativa donde más importa: al lado del paciente. Para 2010 ya estábamos consolidados, acompañando a equipos médicos y técnicos con formación continua y procesos trazables que convierten la complejidad tecnológica en seguridad clínica.
Hoy, más de cuatro décadas después, seguimos enfocándonos en lo esencial: que cada equipo crítico esté disponible, seguro y preciso. Llevamos la exactitud de la ingeniería al entorno clínico, con empatía por el propósito que nos convoca: cuidar vidas.
Crear y gestionar modelos y departamentos de ingeniería biomédica en hospitales de todo Chile, asegurando el óptimo estado del equipamiento utilizado en diagnóstico y tratamiento. Lo hacemos aplicando normativas nacionales e internacionales y criterios analíticos que garantizan seguridad, trazabilidad y continuidad de operación.
Ser el referente en ingeniería biomédica en Chile: el socio confiable que define cómo se gestiona, mantiene y evoluciona la tecnología al servicio de la salud.
Calidad. Procedimientos claros, métricas y resultados verificables en cada servicio.
Confianza. Cumplimiento, transparencia y respuesta oportuna, siempre.
Comunicación. Información útil y a tiempo para equipos clínicos, proveedores y dirección.
Dedicación. Presencia, foco y prevención para que nada se detenga.
Compromiso. Con pacientes, con el medioambiente y con las familias de nuestro equipo.